Introducción

La atención a la esquizofrenia y a la patología mental grave y prolongada ha cambiado en los últimos años. En un primer momento, ya hace un siglo, la atención a las personas con enfermedad mental grave consistía en cuidarles, atenderles, y que incluso no fueran peligrosos para sí mismos ni los demás. Era el momento en el que se pudieron realizar las principales aportaciones de la nosología y psicopatología.

La introducción de los psicofármacos en la clínica psiquiátrica, junto a otras terapias psicológicas y biológicas permitió plantear nuevos objetivos terapéuticos. Ya no bastaba con cuidar en grandes instituciones, sino que había que reducir o incluso eliminar los síntomas, de modo que fuese incluso posible aplicar esos cuidados en la comunidad.

Actualmente, y con la introducción de los nuevos antipsicóticos atípicos han planteado nuevos retos asistenciales, pues no es suficiente con lograr la remisión o eliminación de los síntomas sino conseguir la recuperación y funcionalidad de la persona. No basta con que reciban cuidados aunque sea en la comunidad, sino que se trata que las personas con enfermedad mental grave y prolongada puedan tener una buena calidad de vida, una suficiente funcionalidad que les permita ser autónomos y sobre todo recuperen el sentido de la vida, y puedan diseñar ellos mismos un proyecto vital. En definitiva, se trata que puedan participar y contribuir de forma activa en la sociedad como unos miembros más de la misma, con el respeto a sus peculiaridades y enriqueciéndola con ellas. Esto es lo que se ha comenzado a llamar la recuperación de la persona con enfermedad mental grave y prolongada.

En el área de salud mental de Zamora se está persiguiendo este objetivo y tratando, poco a poco, de hacerla realidad. Para ello se ha logrado que toda la red de salud mental, pública y privada, consiga el certificado EFQM de calidad, que haya una coordinación total de los recursos sociales y sanitarios compartiendo objetivos y recursos, y mediante el desarrollo de recursos de integración laboral y social. Todo ello ha llevado al desarrollo del llamado modelo reticular de atención en el que se han incorporado las nuevas tecnologías para el tratamiento y seguimiento, modelos de coordinación y gestión de casos mediante una adaptación del modelo asertivo-comunitario, y desarrollando empresas y proyectos de integración socio-laboral.